miércoles, 13 de agosto de 2014

Que la luz te ame

–¡Hazme, padre, del laurel
que he sido siempre; vaya a ser
que la luz me mate! –Niña, niña,
¿y cómo evitarás que la luz te ame?



*Más sobre la ejecución de la ley del padre*
*Sobre la posición amante de Apolo*

Aunque este parece el mito de una transformación, aquí lo vemos como el mito de la no-transformación: el deseo de ser inamovible. 
Sin embargo, también se presenta como un imposible: la luz, la realidad, es movimiento. 

Hay una dialéctica entre dos padres: Apolo y el río (Peneo o Ladón). En Apolo el movimiento es el deseo, la persecución. El río debiera pensarse como movimiento, pero se piensa como esa paradoja Heraclitiana. Apolo es un nuevo amante, mientras que el padre es el amante ya establecido. Dafne rechaza la posición de amada para Apolo. El padre río, aparentemente la salva y frustra el deseo de Apolo, pero al convertirla en una planta queda armonizada en su necesidad de luz.
 

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