sábado, 30 de agosto de 2014

El único mito del Sol

.....Dicen de Hefesto, herrero de los dioses, que era feo y contrahecho; algo difícil de creer por las razones que expondré más adelante. Antes señalaremos que esta dificultad de fe es precisamente su rasgo de fealdad más poderoso en una mente fría y racional como hay quien supone al ser humano.
.....¿Cómo puede ser feo uno de los pocos hijos legítimos de Zeus y Hera? (La vieja polémica entre Homero y Hesíodo sobre la concepción de Hefesto funciona como un lapsus de inverosimilitud que lo liga con Atenea y con Prometeo. Hefesto y Atenea podrían ser el mismo dios. Hefesto y Prometeo podrían ser los mismos; pero por el relato no lo son)
.....¿Cómo puede ser feo el dios de la tecnología para la civilización más tecnológica de la historia, esto es, la nuestra? No me digan que el hierro es feo, que los bárbaros forjadores del hierro eran feos, o los mineros deformes y contrahechos; no me valen esas excusas. Una civilización siempre ama lo que la hace grande, es su ser, de los pocos amores legítimos de su discurso.
.....Pero no es esto lo que venía a contar. Lo que no se dice, pero se lo desarrolla en otros cuentos medievales (estudien otros esta certera vinculación), es que Hefesto no era feo; sino que se hacía pasar ante los demás por sí mismo, cuando en realidad Hefesto era Ares. Hefesto y Ares son el mismo. Que el hierro y el belicismo son hermanos es un pleonasmo tan ridículo que no podríamos considerarlo así de obvio en los griegos, que eran todos unos sofistas. Estos hombres quisieron que todos los dioses se dejaran engañar, y pusieron al deseo sexual (Afrodita) tranquilamente casado con su abominable esposo y estúpidamente asociado con su encantador amante. Es obvio, ambos eran el mismo.
.....Sólo Helios sabía la verdad. La prueba de que este mito no es griego es precisamente que sea Helios, y no Apolo, el que haya sobrevivido a la nominación en este relato. O tal vez esta sea la prueba de lo esencial y originalmente griego del mito.
.....Helios pertenece a la primera generación; ¿qué pinta en esta fabulilla entre dioses de segunda? Por otro lado, Afrodita, es también una diosa de primera generación, y, como diosa del deseo sexual, no hubiera sido una extraña consorte del sol, a lo Zeus y Hera. Helios es el heredero directo de su padre Hiperión (Helios Hiperion Panopter): "El que está por encima de todo concibe al que todo lo ve". Apolo es precisamente lo complementario: Apolo es el iluminador, "el que hace ver".
.....En este relato, Helios viene por su capacidad para ver. El relato nos dice que Helios ve el adulterio de Afrodita, cuando lo que denuncia el relato es lo contrario: lo que Helios ve es que Afrodita ama realmente a su esposo, su monstruosa creatividad es compartida en el herrero y la diosa. El versátil goce de la guerra es prueba de ello. O los griegos o sus lectores no comprendieron, como los dioses tampoco, estas peculiaridades de la condición humana. Este relato es un curioso desliz.
.....Helios, el que todo lo ve, viendo la no-diferencia entre Ares y Hefesto (algunos podrían decir que Helios estoy siendo yo viendo y relatando... ¡Nimiedades!), lo que sucede realmente es que con este relato nos hace ver la diferencia. Es decir, Hefesto no tendría por qué ser Ares, no tendría por qué ser feo, ni Afrodita amar ese objeto de lo humano, sino otro.
.....Este nuevo Helios denunciante (no ya vigilante) viene a cobrar forma en el gallo (dejaremos sin comentar las frecuentes asociaciones fálicas del gallo, cuyos envites son fácilmente asociables con la batalla sexual o bélica).
–El gallo hace ver a los dioses la ausencia del sol (sin él ¿es que los dioses no se habrían dado cuenta?)
–El gallo hace ver el sol.
–El sol hace ver el adulterio de Afrodita y la diferencia o no de Hefesto-Ares (el sol hace ver al gallo; la visión se vuelve invocante).
–La invocación del gallo hace ver al sol (invoca la visión): hace que lo veamos, hace que el sol vea.
.....La denuncia de Helios obliga a Hefesto a hacer uso de su ingenio tecnológico para construir un efecto visual, cuyo resultado es el relato mismo (una sutil red de plata casi invisible), que nosotros acogemos como si fueran hechos, con la misma ingenuidad de los dioses (es importante que Hefesto llama a los dioses -las diosas no fueron por pudor- para que sean testigos y vean: que Afrodita le es infiel, o bien que Hefesto y Ares son seres distintos, y que se rían del enfado de Hefesto y el ridículo de los amantes; humor que irónicamente encierra una verdad: Hefesto y Ares son el mismo).
.....¿Qué implica aquí Hefesto como herrero? Sería algo un poco anecdótico (las interpretaciones socio-históricas de la mitología son, en realidad, anecdóticas) incluir este detalle aquí, si no fuera porque la palabra es la herramienta principal del ser humano (instrumento, falo, arma). El hombre construye con la palabra a hierro y fuego la beligerancia de su deseo. La palabra lo esconde y la palabra lo denuncia. Es la palabra el Hefesto multiforme. Es el gallo que canta. Y el sexo de dos caras que oculta en los relatos su diferencia. El sol, antes de la palabra, el marido verdadero que denuncia con su ausencia: es así que desaparece como Helios y se presenta como Apolo, el soltero de oro.
 
 

viernes, 29 de agosto de 2014

Eco como medida de las cosas

Cualquier objeto del mundo se mira en ti como espejo.
Pero eres como un río que nunca se (repite) desdobla.


jueves, 28 de agosto de 2014

Mapa como hiperrealidad

Qué listos los que vieron
que Atlas era el espacio mismo
soportando la bóveda celeste.



*Dado que el cielo es un mapa de la mitología. Los hombre juegan sobre el mapa de territorios y recursos, como sobre un tablero gigante; así reyes antiguos con sangre, niños actuales con dados, pero también los dioses, titanes y gigantes. El mapa es más real que el terreno mismo, más valioso. Sobre el mapa se señalan ríos, montes, minas, puertos, pero no fulanito de tal, que muere en la avanzada prusiana o el misil oriental. Los mapas han ido dibujando, no el territorio, sino la naturaleza misma de lo humano, no su historia, sino su propia humanidad. 
De la misma manera, el mapa de la mitología, mitologías, religiones, han ido moldeando qué es el ser humano según cada mapa celeste. Las teorías sobre el hombre han ido generando hombres nuevos. El ser humano que surge de la mitología solar es distinto del hombre sometido al imprevisible rayo. Después de Freud y Einstein surgió un nuevo ser humano. La neurociencia y la genética dan lugar a otro. Cada palabra sobre el hombre crea un hombre más real que el hombre mismo*

martes, 26 de agosto de 2014

El mito de la creación

Hay una nube en la mirada del sol.
No hay sombra alguna en tu alma.
Bajo tus pies, debajo de tus rodillas,
más allá de tus manos
todo son lágrimas.
Pero oíste hablar de Odín, el tuerto,
que graznaba cientos
de oscuras carcajadas,
millones de alas negras que cubrían
con su revuelo el firmamento;
excepto pequeños puntos, rocío,
preñados de color (y ahora en tus sueños
se mueven y moverán los sentimientos).


viernes, 15 de agosto de 2014

Relato de los efectos personales

El rayo de Zeus destronó a Crono y a la tiranía de su causa. Pero nosotros, incrédulos mortales, aún intentamos escapar de la inmediatez de la libertad y sus efectos.

miércoles, 13 de agosto de 2014

Que la luz te ame

–¡Hazme, padre, del laurel
que he sido siempre; vaya a ser
que la luz me mate! –Niña, niña,
¿y cómo evitarás que la luz te ame?



*Más sobre la ejecución de la ley del padre*
*Sobre la posición amante de Apolo*

Aunque este parece el mito de una transformación, aquí lo vemos como el mito de la no-transformación: el deseo de ser inamovible. 
Sin embargo, también se presenta como un imposible: la luz, la realidad, es movimiento. 

Hay una dialéctica entre dos padres: Apolo y el río (Peneo o Ladón). En Apolo el movimiento es el deseo, la persecución. El río debiera pensarse como movimiento, pero se piensa como esa paradoja Heraclitiana. Apolo es un nuevo amante, mientras que el padre es el amante ya establecido. Dafne rechaza la posición de amada para Apolo. El padre río, aparentemente la salva y frustra el deseo de Apolo, pero al convertirla en una planta queda armonizada en su necesidad de luz.
 

martes, 12 de agosto de 2014

Arquímedes vs. Atlas

Dame una palabra y moveré el mundo
(mientras otros siguen empeñados
en sistemas sucesivos de dominación
rebosantes de futuras incoherencias)
posicionándome en el vacío.


lunes, 11 de agosto de 2014

Digamos de Atlas

Quien ama el sistema establecido, y lucha
con amor y decisión, fuerza y empeño, contra
aquello que ya era, integrado como origen,
la generación de lo nuevo, la generación
de un mundo al que oponerse y soportar
con amor su estructura de hundimiento.



*Directamente relacionado con "la dialéctica de lo nuevo en Prometeo"*

*Atlas soporta la bóveda celeste, en la que habitan los dioses antiguos (Hiperión, Helios, Selene) y en la que están escritos, grabados, los dichos antiguos, los héroes, la memoria de la cultura que no se ha de perder*

viernes, 8 de agosto de 2014

Amantes y amados

Zeus:
Es amante. En el caso de Europa, adopta una posición de pseudo-amado (toro manso, se deja acariciar). Europa era una niña en posición de amada, mimada, protegida, ¿consentida?; pero Zeus la convierte en amante, y entonces la rapta en una relación de dos amantes: la civilización que surge de Europa será la civilización del toro Minos.
Amado: estable en la posición propia.
Amante: trabajo de transformación propia y del objeto amado para hacer posible el amor. Otorga a los futuros objetos amados (hijos) los atributos del amor original (toro) –esto podría ser también en posición de amado, como tributo para ganarse el amor del dios–.

Apolo:
Sus primeras aventuras (Pitón, orgullo...) lo presentan en posición de amado. Con Dafne, parece tener posición de amante (no estoy seguro); Dafne podría huir de esa posición excepcional de amante, obsesivo, perseguidor... pero ella, en posición de amada (amada exclusivamente por el padre-río) ¿no se sentiría complacida por el amor de Apolo? ¿Puede la posición de Dafne, de completa amada, no permitir el acceso de otro amor? Si Apolo fuera amante, conocería la posición de Dafne, la respetaría, trabajaría con ella para transformarla, antes de que se dejara enleñecer por el padre-río.
Hemos de deducir que en este mito, Apolo, con su frustración, podría haber aprendido el juego de amante amado. ¿Por qué? Los atributos de Apolo son de amante: dador de luz, dador enfermedades, impulsor de la razón, el conocimiento, la verdad, el arte, la belleza. Apolo proporciona aquello que puede hacer que los hombres amen en posición de amantes. El laurel, en cambio, es el emblema de los triunfadores, aquellos que corren peligro de caer en una posición de amados tan dura como la de Dafne. El mensaje del Laurel sería ambiguo: “tu victoria es irreal, como la de Apolo con Dafne” (= lo que has conseguido tal vez no haya sido por ser un verdadero amante), “tu victoria te otorga el objeto de deseo de Apolo” (= eres digno de ser amante); ¿solía acompañarse de veras por el mensaje “recuerda que sólo eres un hombre”? (= recuerda que has de ser amante y no amado); sin embargo, el laurel es como la última prueba del vencedor (= después de triunfar, ahora vence la tentación de quedarte como amado).
Ironía: Si con la transformación en laurel, Dafne pretendía ser amada exclusivamente por su padre-río; Apolo consigue que el laurel sea amado por todos los que compiten por ser amados, o compiten por ser los mejores amantes; en cualquier caso, la convierte en el objeto de amor de todos los que tienen algo que ver con el amor de Apolo.
Amado: lucha por la victoria y la primacía. ¡Intocable! (Igual a Artemis)
Amante: trabaja por que el otro venza, otorga a lo amado los atributos que le permitan vencer, ser verdadero y hermoso. Entrega.

Aquiles:

Su historia es una ambivalencia entre el que ha nacido para ser amante, pero su elección es ser amado. Así, su destino lo pone en una disyuntiva: amar y morir joven (y ser amado eternamente) o ser amado y morir anciano (pero no ser amado por la posteridad). Aquiles no puede ver en la segunda opción una oportunidad para ser amante. Él ama por obligación para luego ser amado eternamente. Aún así, se disfraza de amado para no tener que amar (pero Ulises descubre su verdadera condición: no sólo es capaz de quedarse siendo amado un tiempo, sino que está dispuesto a luchar por ser amado eternamente). La Ilíada lo sitúa claramente en su posición de amado: el asunto de Briseida* lo devuelve al estado original. Es precisamente la relación entre su amante-amado Patroclo y su enemigo Héctor quien lo devuelve a posición de amante: ama a Patroclo a través de la venganza, y ama a Héctor a través de su odio. Pero obsérvese que Aquiles no trabaja su amor en vida, sino que es en la muerte de Patroclo cuando lucha por él, y en la muerte de Héctor cuando lo trabaja (hace de él un arado).
* Obsérvese que la peste mandada por Apolo por Briseida, que debe ser devuelta a su padre, es un asunto parecido al de Dafne y su padre-río. Briseida, en cambio, pasa a ser como un laurel emblema del campeón.
Amado: Demandante de atributos. Hacer de la postura de amante algo pasajero para ser amado.
Amante: Insistencia en la necesidad de que algo sea amado-odiado. La muerte no destruye el amor.


Ulises:
Ulises, en la Odisea, está rodeado o en sucesión de pasajes que deberían trabajar su amor: hacerlo amante. Pero en todos ellos no parece demostrar amor ni a sus compañeros, ni a sus amantes, ni a su hijo, ni a su esposa, ni verdadero odio a los pretendientes. Todo lo hace por intercesión de Atenea, es decir, es un calculador. Su proyecto es la eficacia. Poseidón es un maestro de matemáticas dictando problemas y Atenea una chivata que mima a su hijo.
Los marineros se dejan matar por Ulises. Si no abandonan el barco a las primeras de canto ¿es que aman a Ulises? Los feacios escuchan el relato de un pirata sin escrúpulos, ¿cómo es posible que Alcínoo no lo expulse al saber de tanta fechoría –y tanta princesa enamorada–? ¿Realmente es que lo aman? Telémaco –al que le gusta mirar a los pretendientes a pesar de sus maldades– abandona a su madre y viaja en busca de su padre; luego, un vagabundo cualquiera le dice que es su padre y se lo cree, tras confundirlo con un dios; incluso recrimina a su madre que no se rinda de amor ante el “retornado” Ulises; ¿qué tipo de hijo es este? Lo de Penélope no tiene nombre (“pero tu corazón ha sido siempre más duro que una piedra” = σοὶ δ’ αίεὶ κραδίη στερεωτέρη  έστὶ λίθοιο). En fin, en los personajes no brotan las emociones propias de sus aventuras... todo es un entramado narrativo; si bien, toda la narración es un baile de objetos de deseo. Es como un ¡capullos! ¿cómo podéis ser tan amados y no aprender a ser amantes? Homero nos insulta con su Odisea; y nosotros, incautos, nos enamoramos de Homero. Pero no hemos aprendido aún a amar a Homero de verdad. Hay, pues, un problema no resuelto, pendiente de resolución en la Odisea.
Amado: cualquier cosa es amada; si no, no sería (fácil: no entraría en la narración).
Amante: ignorante cuya ignorancia produce saber y amor, a los que sólo puede acceder de forma indirecta, entregado –devuelto– por el otro (que no tiene por qué).

***

jueves, 7 de agosto de 2014

Urano

Me enfadé tanto cuando vi
aparecer al tiempo que me arrebataba
de tu lado, que te lancé

con odio: ¡Te amo!


*Cronos es el hijo predilecto de la Tierra*
*Rompe con el abrazo incestuoso de Urano*
*El tiempo separador universal*
*El tiempo castrador universal*
*Abrazo, separación y castración dan origen a Afrodita (deseo), en relación con el padre primordial Océano - Caos, y las Erinias (culpa), en relación a la madre Tierra*

miércoles, 6 de agosto de 2014

Dafne de Apolo

Leñosa búsqueda mi origen en el reino
donde fermenta la muerte, los pecados,
y la humedad esencia de mi padre.
Qué hiciste de mí, mi miedo;
qué hubiera hecho de mí el fuego de tu amor;
qué harán de mí los sueños de aquellos valientes,
los que aman, los que lanzan sin pudor
a la victoria su corazón y sus brazos.
Ahora me creerás inmóvil y culpable
cuando alzo impotente el veneno de mis hojas
hasta tus lejanos rayos, Dios, inalcanzable.
Pero es el mecánico aletear de los insectos
y el inquieto idioma de los pájaros
por donde tu perdón deja aún rezumar mi libertad. 


domingo, 3 de agosto de 2014

La escalera de Jacob

Comenzó por el error, clarividente descuido.
Paso a paso fue bordando el engaño,
hasta creerse del todo
un perfecto fingimiento.



*La escalera no es un mito, sino una metáfora*
*El lugar en el que Jacob se encuentra es el sueño, es el inconsciente, es el lapsus, es el error, es lo inaprensible del efímero momento, al que cómo se ha de retornar. Es el sueño la casa de Dios y la puerta de los cielos. El error de Jacob desplaza el significado (por metonimia) hacia la piedra, la tierra, tal vez el cuerpo; pues no se concibe el sueño como espacio o lugar. Y a partir de ahí, la palabra, llevándonos hasta la sangre en estos días*
*Son las palabras, significantes, los ángeles de Dios que suben y bajan por el relato, por el comentario, por la deconstrucción, generando no una sino innumerables tierras prometidas. Es el texto bordado la tierra, la escalera, el sueño*
***Mito terrible para estos días de terror***

sábado, 2 de agosto de 2014

Eco y Narciso

–Sabías que era falso, pero
no quisiste decírmelo a tiempo.
–A tiempo.



*¿Es una converación imaginaria de Eco? Porque sabemos que Narciso no escucha, obnubilado por la imagen de sí mismo gozando por el río de sus ojos*
*Dado que la naturaleza de Eco es la de una chivata, ese reproche imaginario podría estar puesto en boca de Hera, y no cómo parece en boca de Narciso -cuyo hablar es un mero ahogarse en su propia imagen- ni siquiera en boca de la imagen de Narciso en el río*
*Eco puede alucinar y hablar sola, repitiéndose las palabras que cree sonar en boca de otros, lo único que desde fuera podríamos oír. Sus ecos son la selección de su alucinación a través de ¿nuestras? propias palabras*

viernes, 1 de agosto de 2014

Helena

Acaso la belleza esté reñida
con la perfección y sólo habita
en la posibilidad dialéctica,
en la oposición, en el conflicto,
como la manzana de la discordia.



La extraña relación que ha querido verse entre ética y estética. La trabazón neoplatónica entre Bien, Belleza y Verdad. La jerarquización de valores en criterios ya sociales, ya morales, ya económicos. Quisieran verse como causa o consecuencia de la constante disputa humana. 
Afrodita con su erotismo. Atenea y la intelectualidad utilitaria, práctica, estratégica. La indefinida feminidad de Hera. No es esa la discordia, sino la trágica armonía divina que en términos humanos se traduce en una interminable guerra de Troya. A nivel social está claro. A nivel personal cada cual con su fanatismo (siempre elija a Afrodita a pesar de las máscaras).
No está narrado el mito en el que la manzana es para Atenea. No está narrado el mito en el que la manzana es para Hera. 
Zeus quiso evitar su propia decadencia y casó a Tetis con Peleo. La boda, pues, fue el sucedáneo de la que hubiera sido la auténtica boda (no está narrada la boda entre Zeus y Hera). En esa boda se comete el error de evitar la discordia buscando la boda perfecta. Y de ahí hasta la Guerra de Troya, triunfo definitivo de las diosas modernas (Hera, Atenea) olímpicas, griegas, frente a las diosas antiguas (Afrodita, Tetis).
A nivel de significantes, concordia y discordia quedaría en la relación entre entre lo hermoso y lo más hermoso (kalós y kalistos). No sólo lo más hermoso, sino el Bien mejor, lo más verdadero. Fanatismos egoístas del fantasma de belleza.