y su pura demanda de expectación
instante, por instante, por instante.
Pero por alguna razón, sólo se habla
del eco, aséptico y nada más.
No tiene sentido, cuando esta escisión
ha estado siempre cosida por un río.
(Puertas abiertas, septiembre de 2012)
*Sentimiento y sensación exigen alguna consumación, están faltos; pero eso pudiera ser mera ilusión, estructura misma de la sensación o el sentimiento.
Así “uno” se percibe a sí mismo volcado sobre un objeto. Cada sensación reclama su objeto y configura su “uno”-yo.
El lenguaje y su lógica se perciben, se sienten. Los enunciados nos toman; somos su eco. Las lógicas nos toman, somos su eco; porque los enunciados del lenguaje llegan como objetos previos a la percepción o al sentimiento. Y no es así, los enunciados y sus lógicas exigen alguna consumación, están faltos en nuestra propia enunciación. Estamos convencidos de un sentido ilusorio; creemos ser el sentido que se vuelca en el objeto, creemos ser los propietarios de esos sentimientos-sensaciones generados por los enunciados.
Buscamos en el otro cuando habla la continuidad, la convicción, de un solo enunciado. No nos imaginamos ecos troceados; no nos conformamos con enunciados inconexos en el otro. *
*Creo recordar que cuando lo escribí pensaba en los tres (y no dos) elementos del mito: Narciso, Eco y el río.
Parece que esta vez descartaba la idea de mirada.
Narcisismo vinculado con la vivencia. Sentimiento e instante. Molecular.
Eco vinculada al lenguaje, la razón, la lógica, la copia.
Según el poema, se apunta la posibilidad de que el lenguaje sólo se mueva en el eco, separado de la vivencia (¿así en mí?).
El río es el devenir. Une en el poema a eco y narciso, la vivencia del instante y la copia del lenguaje. El río cambiante sostiene la imagen única de Narciso. El río se lleva en su corriente ecos sucesivos de esa imagen.
Según el poema este apunte no tiene sentido. No hay unidad en las sucesivos rostros que propone el río para Narciso. El sentido es un narciso sentimental. La escisión y la unidad son ilusiones no incompatibles sobre el mismo objeto-yo.
Me fijo en la ironía de los encabalgamientos (y su enredo monemático):
-Pero por alguna razón, sólo se habla-
-No tiene sentido, cuando esta escisión-*
*No son explicaciones de lo dicho. Intento recuperar qué me hacía decir eso así. La claridad parece mostrar un sentido dado: eso es ilusorio. Este escribir algo escondido mío me obliga a sucesivas reconstrucciones arqueológicas de qué se está diciendo. La memoria no me pertenece a mí, sino al poema. Lo que no pueda recuperar, está perdido. Lo que pueda generar, ahí está.*
Así “uno” se percibe a sí mismo volcado sobre un objeto. Cada sensación reclama su objeto y configura su “uno”-yo.
El lenguaje y su lógica se perciben, se sienten. Los enunciados nos toman; somos su eco. Las lógicas nos toman, somos su eco; porque los enunciados del lenguaje llegan como objetos previos a la percepción o al sentimiento. Y no es así, los enunciados y sus lógicas exigen alguna consumación, están faltos en nuestra propia enunciación. Estamos convencidos de un sentido ilusorio; creemos ser el sentido que se vuelca en el objeto, creemos ser los propietarios de esos sentimientos-sensaciones generados por los enunciados.
Buscamos en el otro cuando habla la continuidad, la convicción, de un solo enunciado. No nos imaginamos ecos troceados; no nos conformamos con enunciados inconexos en el otro. *
*Creo recordar que cuando lo escribí pensaba en los tres (y no dos) elementos del mito: Narciso, Eco y el río.
Parece que esta vez descartaba la idea de mirada.
Narcisismo vinculado con la vivencia. Sentimiento e instante. Molecular.
Eco vinculada al lenguaje, la razón, la lógica, la copia.
Según el poema, se apunta la posibilidad de que el lenguaje sólo se mueva en el eco, separado de la vivencia (¿así en mí?).
El río es el devenir. Une en el poema a eco y narciso, la vivencia del instante y la copia del lenguaje. El río cambiante sostiene la imagen única de Narciso. El río se lleva en su corriente ecos sucesivos de esa imagen.
Según el poema este apunte no tiene sentido. No hay unidad en las sucesivos rostros que propone el río para Narciso. El sentido es un narciso sentimental. La escisión y la unidad son ilusiones no incompatibles sobre el mismo objeto-yo.
Me fijo en la ironía de los encabalgamientos (y su enredo monemático):
-Pero por alguna razón, sólo se habla-
-No tiene sentido, cuando esta escisión-*
*No son explicaciones de lo dicho. Intento recuperar qué me hacía decir eso así. La claridad parece mostrar un sentido dado: eso es ilusorio. Este escribir algo escondido mío me obliga a sucesivas reconstrucciones arqueológicas de qué se está diciendo. La memoria no me pertenece a mí, sino al poema. Lo que no pueda recuperar, está perdido. Lo que pueda generar, ahí está.*
(11 de octubre de 2014)
No hay comentarios:
Publicar un comentario