Porque si Narciso hablara,
qué diría sino un eco de Eco.
Y qué está viendo Eco, sino
la misma mirada de Narciso;
pero nos dice que Narciso no escucha,
pura mirada, ni habla, y a Eco
la imaginamos sin mirada, pura palabra.
Ay, hermoso lector, no bastaba
con besarte.
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