A mi piedra en el riñón la llamo David. Aquiles a mi esguince. A mi cirrosis hepática la llamo Prometeo. Homero a la miopía casi de nacimiento. Tántalo o Saturno a los problemas rectales. A cualquier poda, pellejo, piel y uñas, Holofernes. Podéis ir deduciendo el tono cultural de mis miserias corporales.
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